Wednesday, April 3, 2013

Marcos


Octubre 2012
Conocí a Marcos durante la función de 'Masculinity' que se realizó el jueves pasado en el teatro Goes en Montevideo. El se atrevió a darme unas bofetadas en el ejercicio al final de la obra. En la charla que hubo después me contó que se conectó mucho con la obra porque ya desde hace un rato se iba planteando las mismas preguntas sobre su identidad masculina y estaba pensando en crear su próxima obra sobre este tema. Nos quedamos en volver a vernos para intercambiar ideas. Al final nos encontramos el lunes feriado (día del descubrimiento de America) frente a la Intendencia. El vino a buscarme con su auto. Tiene un auto nuevo importado de China. En Uruguay no arman autos y las marcas de Europa son muy caras, así que los autos chinos son una buena opción. Cuando me habló de su compañero psicólogo me observé pensando 'ay, que pena que tiene novio' y un segundo después 'menos mal que así me siento más a salvo y no habrá malentendidos'. Mas tarde me di cuenta que después de enterarme que Marcos tenía novio empezó a gustarme más. Pues sigo con el cliché que cuando una cosa no esté al alcance, atrae más. Claro que el hecho que el mostrara tanto interés en mi trabajo artístico me halagaba. Caminamos por la calle Acevedo hacia la Rambla. Yo le preguntaba sobre su obra 'Matilde' que dirigió hace un rato y fue como un homenaje a una mujer que el conocía de niño y que admiraba mucho. Matilde era una maníaca-depresiva, madre de dos hijos amigos de Marcos y el pasaba mucho tiempo en su casa.

Marzo 1013
Logramos combinar una segunda instancia íntima con Marcos el lunes, 4 de marzo - mi último día en Uruguay antes de empezar mi gira por Brasil. Habían pasado 4 meses desde la caminata íntima por la Rambla. Entretanto en facebook había visto algunas fotos de Marcos andando a caballo en Cabo Polonio. En las fotos parecía feliz y libre. Un hombre hecho. Como Marlboro Man en los carteles de publicidad. El Lone Cowboy. Pero acompañado. Creo que había otra foto con otro caballo y una chica montada. Cuando finalmente nos volvimos a ver (durante la intervención urbana en el marco de la formación de Danceability en la explanada del teatro Solís) yo le pedí disculpas por aún no haber escrito la devolución de la caminata íntima de octubre. Le puse excusas (de comienzos de Alzheimer y de falta de tiempo para sentarme a escribir). Y así nos quedamos en repetir la experiencia antes que yo me fuera del país. Fui para su casa. Es una casa increíble con un salón de danza, un estudio donde su compañero hace trabajos de terapia y un pequeño cuarto de 'hobbit' con una escalerita. Arriba un cuarto de dormir, una cocina bien equipada y un living espacioso. Además una azotea con unas plantas de marihuana en plena salud.
Como era mi ultimo día en Uruguay estaba un poco preocupado y ansioso por las cositas que todavía me tocaba arreglar. Pero la presencia de Marcos me tranquilizaba. Había algo muy disponible en su presencia, también algo melancólico. No se muy bien como describirlo. Esta calidad le daba mucho peso al momento. Es como si el tiempo se hiciera mas espeso e insistiera en colocar mis pensamientos en el aquí e ahora mientras que ya estaban medio divagando por Brasil. Marcos me ofreció un té de jazmín. Me habló de la casa y del proyecto de vida que compartía con su compañero Gastón. O mejor dicho  que había compartido porque se estaban separando. Estaba en una crisis existencial. Marcos y Gastón se conocieron en la facultad de psicología y se hicieron novios a los 18 años. Juntos se habían comprado esta casa con préstamos de familiares.  Esto hace dos años, a los 23 años! Quedé muy impresionado. Que compromiso y que madurez. La casa podría haber sido de una pareja de 40 o 50 años. Un hogar verdadero. Marcos me contó que incluso habían pensado en adoptar a un niño. El lo tenía bien claro que prefería vivir su vida acompañado y comprometido con alguien. Nunca había estado solo. Nunca había estado con otro hombre. Todo esto estaba tan completamente fuera de mi experiencia y realidad cotidiana que me costaba entender por completo la gravedad de la situación. Lo que entendí era que había sido un corte muy fuerte en su vida y que debía sentirse bastante desubicado. Se había ido a vivir unas semanas con su abuela afuera de la ciudad en La Floresta. Habló de ella con mucho cariño. La llamaba Bela. Me contó que Bela había trabajado como confitera toda su vida y que seguía cocinando el día entero. Marcos pensaba en irse a estudiar danza en Europa un par de años. Para tomarse una distancia y ganar otra perspectiva. Así que le hice algunas sugerencias y recomendaciones de escuelas que conocía. Marcos me contó que estaba desarrollando este proyecto sobre masculinidad con un amigo que recién había vuelto de un largo viaje, o sea de una vida nómade. Me dijo que se preguntaba como yo podría formar parte del proyecto de alguna manera. Ya que me tenía bastante presente como referencia. Nos quedamos en que podríamos conversar de vez en cuando por skype. En realidad me interesaba mucho lo que los dos iban a hacer. Pero al mismo tiempo me incomodaba un poco mi posición en relación al proyecto de Marcos. Talvez me asustan las posibles expectativas que Marcos y su compañero del proyecto podrían tener de mi. 
No se, de un lado me halaga el hecho que alguien podría buscar mi consejo o mi presencia en un proyecto artístico porque se siente atraído o inspirado por mi trabajo. Pero otra parte de mi rechaza este involucramiento y quiere liberarse de cualquier compromiso que eso podría significar. Raro, no? Creo que realmente tengo mucho miedo de comprometerme.
No obstante mi miedo al compromiso, me hizo pensar mucho este encuentro con Marcos. Me tocó su vulnerabilidad y su disponibilidad para compartir este momento difícil de su vida. Creo que tengo que hacer algo acerca de su invitación.

Tuesday, February 12, 2013

mate en la Rambla con Ruth


(o la salvación de las aguas vivas)
Nos quedamos en encontrarnos frente a la Embajada de los Estados Unidos. Ella llegó con algunos minutos de retraso. Yo ya  había empezado a bailar para calmar mis nervios y para sentirme más unido con el paisaje cuando la vi llegando con su mate. Ibamos a tomar mate en la rambla y mirar la puesta del sol. Yo había llegado corriendo por el barrio Palermo y me habían salido gotas de sudor en la frente y ya se empezaban a formar algunas manchitas en mi musculosa. No obstante le di un beso. La luz estaba divina como en una pintura de Rembrandt. Ella había regado las plantas en la casa de su madre que estaba de vacaciones en Brasil. Conozco esta casa. Está llena de objetos y recuerdos de muchos viajes. Le gusta lo folklórico a la madre de Ruth. Se había ido al carnaval en un lugar cerca de Recife. Yo le comenté a Ruth que me parecía lindo cuidar de los objetos, plantas o animales de otra persona de vez en cuando. Es una forma de responsabilidad y de respeto - talvez de amor - frente a las pertenencias del otro. Me contestó que a veces le molestaba porque se enfrentaba con los fantasmas de la casa.  Pensé en La Casa de los Espíritus de Isabel Allende. Admiro en Ruth su franqueza y su fidelidad a una verdad propia. Cruzamos la calle y llegamos a la Rambla. Miramos la pequeña isla de rocas y yo le comenté a Ruth que una vez había visto a Helvetia haciendo yoga en esta isla de rocas. Y al mismo tiempo conversaba con un amigo. Me había fascinado mucho esta forma de yoga de ocio y de placer. Me había quedado observando a Helvetia y a su amigo durante un buen rato. Entonces todavía no conocía a Helvetia. La conocí unas semanas más tarde en la función del solo al mediodía de Cata.
Ruth y yo decidimos ir a tomar mate en esta pequeña isla. 'Porque no cambiar los hábitos' dijo Ruth. Normalmente toma su mate en los bancos de piedra que hay por toda la rambla. Llegando a la isla pasamos por un camino donde el agua del mar había llegado y formado pequeños charcos. En un charco en la esquina contra el muro de la rambla había una agua viva. Estaba ahí flotando en el pequeño charco y parecía respirar con todas sus fuerzas. Yo comenté que nunca había visto una agua viva viva y dos gurisas que estaban pasando por allí se rieron. Nos paramos un rato observando y admirando a la agua viva. Ruth decidió salvarla y devolverla al mar. Tenía una bolsa de plástico y así nos pusimos a salvar la agua viva. Se asustó un poco contrayendo sus tentáculos. Una de las gurisas nos ayudó con su chancleta para sumergir la bolsa en el agua. Al final conseguimos atrapar la agua viva adentro de la bolsa y la dejamos deslizarse a las aguas ondulantes del río de la Plata. Se puso feliz. Ahí nos dimos cuenta que había toda una manada de aguas vivas flotando en el agua alrededor de la isla. Una colonia de aguas vivas. De tamaños y colores diferentes. Había una de tamaño gigante impresionante. Las pequeñitas parecían meramente espuma o baba de algún animal. Las grandes habían desarrollado todo su esplendor y flotaban con mucha importancia.
Nos fuimos a sentar en la isla en una roca al borde del agua. Ruth tomó el primer mate. Le había puesto miel y comentó que había quedado medio raro y el agua no estaba muy caliente. Los uruguayos son muy meticulosos con su mate. Ruth me preguntó si quería tomar igualmente. Quise. Me gustó. Disfruté mucho estar ahí con Ruth sentados en la pequeña isla de yoga de Helvetia mirando la puesta del sol y tomando mate. Ruth comentó que se me ponían dorados los párpados en el crepúsculo. Ruth tiene el ojo para estos detalles. El día anterior habíamos bailado contact en Casarrodante con Ruth, Pauline e Arauco. Bailamos a la hora del atardecer en la penumbra hasta quedarnos en la oscuridad. Recordamos ahora en la isla como la piel había empezado a brillar y la hoja blanca del cuaderno donde habíamos anotado algunas observaciones al final del laboratorio. Fue como bucear, como tirarse al océano negro y apaciguador de la noche. Hace algunos días empecé a leer la novela 'Ensayo sobre la ceguera' de José Saramago.